
Geografía de máquinas, que no sabemos si se construyeron
Cuando era chica más de alguna vez escuché vez algo sobre una máquina del tiempo, en la cual la gente podía viajar. Parelelo a esto recuerdo haber visto las películas en las cuales Marty McFly era el protagonista: volver al futuro. Era bastante parecido.
Con ojos de niña pude usar a mi imaginación y pensé dónde quería estar y en qué época. Y viajaba mentalmene a lugares que tal vez de grande nunca logre visitar, como la reserva de los Masai en Kenia. Sí, de chica uno de mis sueños era visitar África.
Pero viajar no era lo único a lo que la mente daba rienda suelta a la imaginación: también se podía hacer inventos de los más variados, como un chicle al que nunca se le acabara el sabor. ¡Daba para tanto!
Leí por ahí que en todas las ciudades y pueblos hay una sociedad de inventores. De haber sabido eso antes, mi niñez hubiese sido TAN diferente.
Geografía de Máquinas fue escrito por María José Ferrada e ilustrado por Fito Holloway y editado por la Editorial Pehuén en 2012.
Éste es un libro recomendado para niños idealmente desde los seis años, debido al contenido que trata, además de trasladarlos a una lectura de corte más imaginativo.
Es un recurso de tal nivel artístico, que los adultos quedamos maravillados por la fuerza que emana de sus ilustraciones, de colores fuertes y vivos, cargados de detalles, lo que en parte justifica que no sea un libro para prescolares. pero sí uno para difrutar en familia, con los hijos más grandes.
A través de sus páginas el lector podrá ser parte de un mundo más idílico, lleno de colores, de formas, de inventos raros, de tantas cosas para imaginar, que pudieron o no ser verdad, pero que dan cabida a que los niños puedan ser dueños de su relato y creer que efectivamente ser hicieron, por lo menos durante el tiempo que dure el libro.
Máquina de hacer otoño, de hacer veranos, máquinas para hacer celeste, o incluso para la buena suerte. Hay un bello recorrido por hermosos colores, en diferentes países, que una vez finalizado, el lector adulto, como fue mi caso, retorna a la anhelada infancia, queriendo construir cosas tan bellas como las de este libro.
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