
Mamá fuera de casa, Marileine Solado
Les dejamos el testimonio de Marileine Solano, quien emigró desde su natal Venezuela a nuestro país.
“¡Hola!
Soy Marileine Solano, esposa de Juan Carlos Paz y mamá de un hermoso de 3 años y medio llamado Juan Vicente, somos de Maracaibo – Venezuela y estas líneas son una pequeña reflexión sobre lo que es ser mamá fuera de casa.
Tal vez cuando se es soltero es mucho más llevadera la experiencia de emigrar, toda una nueva aventura un comienzo por tú futuro, la vida que quieres y anhelas, la cual por “n” motivos no puedes llevar a cabo en tu país natal, pero ¿qué importa? Soltera, bella y con una vida llena de oportunidades por delante…
Ahora lo mismo pero casados y con hijo, jóvenes, bellos, con una vida llenas de oportunidades por delante y un pequeño retoño que depende 1000% de sus padres. La perspectiva cambia un “poquito no más”. Es que cuando ya uno es padre y emigra de su país de origen es por un único motivo: el futuro de ese peque, ya nosotros pasamos a un segundo plano lo cual fue mi caso.
Mi esposo fue el primero ya tiene un año en Chile, luego yo y nuestro peque cumpliendo este mes de Febrero seis meses en este hermoso país. Como todos llegamos con miedo, ansiedad, pero a la vez con mucha ilusión, es la primera vez que salimos juntos del país y no de paseo, sino para empezar de cero.
Desde mi perspectiva, ha sido una experiencia maravillosa, he tenido la oportunidad de conocer personas increíbles y que reciben al extranjera de brazos abiertos, cosa que pensé que sería más difícil, pero si nos hemos tenido que adaptar poco a poco a muchas otras: el clima, los modismos a pesar de hablar español, los tiempos y los espacios.
En cuanto el clima, de venir de un país tropical y más de mi ciudad donde es un verano permanente que no baja de los 35° y muchas veces sube, a llegar en pleno invierno a temperaturas hasta de 0° es complicado jajaja… Pero nada que una buena ropa de invierno no pueda solucionar, para los adultos es más difícil, para Juan Vicente fue genial (creo que es un oso polar) ese fue nuestro primer miedo con él y se adaptó a la perfección.
Con respecto al idioma, sí en Chile se habla español pero con ciertos modismos que los Venezolanos no estamos acostumbrados. A Juan Vicente le ha costado un mundo, nosotros sí cachamos rápido, pero para él que todavía está aprendiendo a hablar tengo que estar traduciendo todo lo que le quieren decir como “achúntale” la primera vez que lo escuchó se me quedó mirando, no me molesta y tampoco lo veo mal, por el contrario si nosotros como sus padres decidimos llegar a este país él debe adaptarse y aprender como los mismos chilenos, en eso debe estar claro toda familia que emigra, sus hijos ahora serán de ese país y Juan Vicente no será la excepción.
Algo que me desespera es los tiempos de espera en los procesos de regularización en el país, todavía es la fecha en que aún no tengo ni permiso de trabajo y visa temporaria (shhh es un secreto), estoy acostumbrada a trabajar y no poder hacerlo por la falta de documentación es difícil, acostumbrarnos a un solo ingreso en una ciudad tan costosa no es fácil pero tampoco imposible. Los tiempos de los procesos en las escuelas públicas, en fin tramites un poco lentos en una ciudad que vive en un corre corre continuo, es parte de nuestro poder de adaptación.
Y de los espacios, las casas pequeñas, los parques grandes, muchos espacios de esparcimiento, e n a m o r a d a, sí, porque en Venezuela teníamos lo contrario, casa grandes muy muy grandes, pocos parques y espacios de esparcimiento. Juan Vicente ama los parques y eso nos hace felices, y si todos felices no tengo más que decir ni pedir.
Así que pues llevo seis meses sin trabajar, pero que nos han servido muchísimo para recorrer y conocer, Juan Vicente ha participado en castings y ya grabó su primer comercial, yo he podido disfrutar de eventos e invitaciones. Las redes sociales han sido de gran ayuda en todo esto, he ganado muchos concursos y también me han servido de inspiración para crear mi propio blog. Creo que ésta es una tierra de muchas oportunidades y hay que aprovecharlas.
Entonces es cuando analizo y digo, sí salimos por un mejor futuro para él, pero también hemos encontrado el nuestro, un poco más lento en comparación del que está soltero, pero segura de que tenemos una motivación mayor, un motor que nos empuja a superarnos a nosotros mismos.
Todo es cuestión de tiempo y actitud, si te vas a otro país pensando y llorando por todo lo que dejaste jamás te sentirás en casa, y vivirán en familia un calvario sin retorno y peor con niños. Mi recomendación es disfruten, cada salida, cada paseo, comida, persona, todo lo nuevo que llega a sus vidas, y si así como padres recibimos todo lo que llega sus hijos se sentirán igual de bien y dispuestos a recibir lo bueno de lo nuevo. Lo hemos tomado como filosofía de vida y siento que nos hemos adaptado muy bien”.
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