
Mamitis aguditis
Mamitis aguditis es el tema este meses. Como todos los meses, nuestra querida Ros, nos regala su columna de psicología.
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“¡No tengo un hijo, tengo una lapa! De verdad creo que en cualquier momento le aparecen tentáculos”
Me llegan varios mensajes a mis RRSS preguntándome si es normal que un niño, de un día para el otro, se “pegue” a su madre. Me comentan que rechazan al padre, que rechazan a los tíos, a los abuelos, y que solo quieren “mamá”. La llaman todo el tiempo, cuando tienen hambre, cuando se caen al suelo, cuando tienen sueño. Inclusive me comentan que no dejan que nadie más les cambie de ropa, los bañe ni los mude.
Bueno, les cuento que lo más probable es que este repentino cambio en tu hijo sea algo completamente normal. ¿A qué edad se puede dar? ¡Es sumamente relativo! Pero generalmente se da cercano a los dos años.
Esta se debe a la ansiedad de separación que puede generar el desarrollo normal del bebé (desapego), o algún contexto de mayor estrés. Como los niños no hablan o se expresan verbalmente de forma limitada, los gritos, el llanto y también las pataletas son las formas que tienen de manifestar sus emociones. El estar “pegado” a su mamá, que es su figura principal de apego, los ayuda a adaptarse a los nuevos contextos.
Muchas mamás se preocupan, porque ya no quieren estar con el papá, y me comentan frecuentemente que no saben por qué y sospechan incluso de algún abuso físico, emocional, golpes, etc. Si bien esto no podemos descartarlo solo porque a muchos niños les da “mamitis” en ese período, les doy la tranquilidad de que ese “rechazo” en normal en esta etapa, y que en verdad ¡no es un rechazo! Sino la elección de la figura materna, con la cual se crea un vínculo muy fuerte y significativo que nace antes del nacimiento (¡imagínate, si la mamá lo tiene 9 meses dentro de su vientre!), y es ella quien lo alimenta, lo acuna, lo protege y lo contiene los primeros meses. Por tanto, el niño cuando quiere a su mamá lo que busca en realidad es la confianza que ha perdido por algún motivo ya sea por una enfermedad, por un cambio de contexto (casa, ciudad, jardín infantil), o por la llegada de un nuevo integrante a la familia. En los brazos de mamá el niño se siente confortable y seguro, y es eso lo que busca lógicamente.
Y bueno, tras esta explicación ustedes me preguntarán: “Bueno, pero ¿Qué hago si mi hijo no quiere despegarse de mi lado?”. Entonces les cuento que, como expliqué anteriormente, esto se trata de falta de confianza en el niño, por ende, debemos ayudar a nuestro hijo a que recupere esa seguridad y esa autonomía para funcionar. Esto no significa que forcemos a que esté solo o haga las cosas sin nuestra ayuda, sino que le demostremos el amor y el cariño siempre con el fin de que el niño comprenda que no vamos a dejar de quererlo porque hizo un berrinche o porque botó un florero, sino que nuestro amor será incondicional. Y en paralelo la idea es ir “alejándose” poco a poco del niño cuando estemos con él, incentivándolo a hacer más actividades solo. No ayudarlo todo el tiempo, sino alentarlo cuando hace algo por su cuenta, no estar pegado a él todo el tiempo sino permanecer cerca e ir haciendo algunas cosas solas (de a poco) con el fin de que nuestro hijo comprenda que esa “distancia” no tiene relación con el cariño o el cuidado que le demos.
Como el otro día escribía en un post en mi Instagram (@Psicologa.Ros.Rodriguez) es una muy buena idea incentivarlo a jugar más con el papá, con otros familiares o amigos. Ojo que incentivarlo es alentarlo, demostrarle lo entretenido que es, y no significa forzarlo, porque esto último lógicamente irá en contra de la “mamitis” y terminará por aumentar su sentido de desconfianza e inseguridad.
Finalmente te invito a hacer consciente que esta fase es pasajera, que es un período que el niño necesita para crecer y desarrollar su confianza y auto estima, por lo que es fundamental aquí tu apoyo y como le transmites la confianza que le ayudará a empoderarse de aquí en adelante.
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Te invito a revisar la página de Chile Crece contigo en el tema de apego.