
Pataletas infantiles y qué hacer frente a ellas
El jueves me invitaron a una charla sobre qué hacer frente a las pataletas infantiles. La cita fue a las 20.30 en el After School “La guarida secreta”, que queda muy cerca de mi cara.
La dictó la psicóloga infanto-juvenil Isabella Soares, quien además tiene un proyecto llamado Psicología Efectiva, que “tiene el objetivo de atender a las demandas conductuales y emocionales de niños y adolescentes por medio de distintas modalidades de tratamiento: atención psicológica individual, acompañamiento terapéutico, orientación a padres, charlas y talleres. Todas se basan en conocimientos demostrados efectivos por la ciencia lo que significa que tienen mayor probabilidad de éxito para tratar las temáticas infanto juveniles”.
Este post es un resumen de la charla que dictó la psicóloga.
Según Isabella, las pataletas son “un conjunto de comportamientos exhibidos por los niños para expresar frustración (llorar, gritar, tirarse al suelo, tirar objetos, agredir a los demás, auto agredirse)”. Las pataletas, son una conducta esperada en el desarrollo de los niños entre los 2 y 4 años. Es la forma que ellos conocen para expresar lo que les sucede.
Muchos padres se preguntarán porqué sus hijos tienen más pataletas que otros, como es mi caso a veces. Esto responde a dos factores principales: individuales, que se ve en el temperamento del niño y en la hipersensibilidad que pudiera tener a determinados estímulos, y ambientales, que se aprecian en cómo el entorno reacciona frente a ese comportamiento. En estos dos factores, es importante considerar que es los ambientales en los cuales se puede trabajar.
¿Qué logra un niño que hace una pataleta?
Para Isabella, son dos las cosas que un niño puede lograr a través de este comportamiento: conseguir lo que quiere, como puede ser atención de los padres, alguna cosa material, alguna actividad, etc. También logra lo que no quiere, por ejemplo no comer, no bañarse, incluso no ir al colegio, si los padres así lo permiten.
¿Cómo actuar frente a una pataleta?
Hay que considerar que no hay una fórmula mágica para resolver una pataleta, ya que las causas, temperamento del niño y respuesta de los padres no son las mismas para todos los casos.
De esta manera se hace importante descubrir las razones que las gatillan, es decir, lo que pasa justo antes del momento en que el niño explota. Asimismo, es necesario considerar cómo reacciona el entorno justo después del episodio y qué es lo que consigue o no consigue el niño.
La importancia de la reacción del entorno radica en que si le sirve al niño para conseguir lo que quiere, la conducta no va a desaparecer, en cambio, si no consigue lo que quiere, deja de hacerlo, porque se da cuenta que esa respuesta del entorno no le sirve.
Teniendo claro la importancia de qué gatilla y qué consigue o no con una pataleta, lo que sigue implica un sistema de “pasos a seguir”, con el fin de evitar que el niño haga pataletas, enfocándonos en su bienestar y entendiendo que en ese momento todas las respuestas racionales que como padres podemos ofrecer, no siempre serán acogidas, ya que es muy difícil dialogar con un niño que está enojado porque no consigue lo que quiere:
-Si el comportamiento es por atención: esto es sumamente importante, ya que es lo que primero uno tiende a hacer cuando comienza ese comportamiento. Es éste último el que debe ignorarse,mas no al niño. De esta manera, hay que darle la atención necesaria cuando cese la rabieta, previo aviso de que eso harán los padres, para que el niño logre darse cuenta que no es ingnorarlo como persona, sino que es ignorar ese comportamiento. En la medida de lo posible, direccionar la atención a otro foco, pero hacerlo sin decirle nada al niño, que él no sepa que lo estoy haciendo para “sacarlo de la pataleta”, sino, no sirve el efecto.
Es importante considerar que si hay indicios de una respuesta con pataleta de parte del niño, avisarle que los padres van a seguir haciendo lo que están haciendo y que una vez terminado, le tomarán la atención, por ejemplo hablar por teléfono. Si el niño quiere atención, va a hacer lo posible para conseguirla, lo que implica que la madre corte el teléfono. Antes de eso, decirle al niño, que presiente que no le van a tomar toda la atención en ese momento, que la mamá va a hablar unos minutos y que luego podrán seguir jugando. Muchas veces, adelantarnos haciendo cosas como éstas, inciden en que la pataleta no se realice, ya que el niño puede atenerse a lo que viene, que fue previamente explicado.
-Si el comportamiento es para conseguir lo que quiere: aquí hay que ser firme, ya que los niños pueden darse cuenta de que si lloran para conseguir algo y funciona, lo siguen haciendo, por lo que no se debe ceder frente a una pataleta y no entregar nada ante ese comportamiento. De esta manera, y en la medida de lo posible, avisar al niño que con ese comportamiento no va a conseguir nada.
-Si el comportamiento es para conseguir lo que no quiere: en este punto se sugiere algún cambio en la rutina, ordenándola de tal manera que para poder hacer o tener algo que le gusta, primero debe hacer algo que no le gusta tanto, por ejemplo, si no le gusta bañarse, pero le encanta comer, bañarlo antes de la cena, así el niño sabrá que en su rutina para comer debe bañarse antes. Y así con otros tantos ejemplos.
Recordatorio a los padres
Es necesario que como padres sepamos que si para nosotros a veces es difícil poder expresar emociones, para un niño lo es más. Considerando esto es necesario: mantener la calma, bajarse a su altura, evitar las explicaciones largas, evitar usar cosas o factores que lo puedan alterar más, no rechazar al niño sino a su comportamiento.
Nunca está demás decir que el refuerzo positivo es fundamental en la crianza de un niño. Esto no significa que se le felicite por cada cosa que haga, pero sí reconocer cuando hace algo bien o cuando deja de la lado ese comportamiento de pataletas y logra entender que no consiguió esto o tal cosa, sin empezar una. Asimismo es necesario entender que para que el comportamiento cese, no se debe sobornar al niño ni ofrecerle cosas a cambio de que no haga pataletas, porque así se dará cuenta de que eso le funciona. Lo mismo ocurre con las amenazas, por lo que lo más importante a mi juicio es que debemos ser firmes y consistentes en lo que le decimos. De esa manera el niño sabe a qué atenerse y si ese comportamiento sirve o no para conseguir lo que quiere y con quién puede conseguirlo.
Así queda claro que para la crianza, si bien no hay fórmulas mágicas, la rutina y las normas son esenciales para crecer.
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